Releer

 No es extraño ni infrecuente que algunas obras literarias se relean por el placer estético o, más simple, por el entretenimiento que proporcionan. En mi caso, recuerdo las relecturas veraniegas de las Memorias de Adriano de Yourcenar o de los relatos borgianos. En cambio, volver a leer los mismos poemas o la misma obra filosófica, además de por los méritos estéticos que puedan tener, se hace para comprender en toda su profundidad. Esta reflexión que comparto viene a cuento de mi primera lectura, en estos días, de la Conferencia sobre ética de Wittgenstein. Su pensamiento necesita de la relectura para alcanzar la hondura de sus palabras.