martes, 5 de septiembre de 2023

El Nóbel para Saviano

 

 

No parece caber duda de que el mayor poder que opera hoy en Latinoamérica es el de los cárteles de la droga. Tienen sometido a México, Colombia, Ecuador… Pero su capacidad de adaptación para mantener vivo su comercio ilícito tiene efectos que alcanza a todo el planeta, incluida Europa occidental.

Al respecto, leía en días pasados que el grado de criminalidad en la ciudad francesa de Marsella sobrepasa la capacidad de respuesta de las fuerzas de seguridad y que entrar éstas en algunas zonas de esa urbe de casi un millón de habitantes es tarea peligrosa.

Por su parte, la actividad ilegal alrededor de los puertos de Róterdam y Amberes han convertido a Países Bajos y Bélgica en zonas de interés estratégico para el crimen organizado hasta el punto de que sus representantes políticos viven amenazados por éstos, incluida la heredera al trono neerlandés.

España tampoco está a salvo del fenómeno. Esta actividad se concentra sobre todo en Barcelona y ya nos hemos acostumbrado a que, en la costa sur mediterránea, se resuelva la colisión de intereses mafiosos a tiros. Y sabemos perfectamente lo que también pasa en el Campo de Gibraltar.

Huelga mencionar la plural y tradicional presencia de las mafias en Italia, que tanto juego han dado al cine.

Nadie se ha expuesto más en el mundo de la literatura en denunciar el poder del crimen organizado que el napolitano Roberto Saviano. Su primera obra, Gomora, le costó la condena a muerte de la Camorra, la mafia de su ciudad natal. Desde entonces vive oculto y acompañado de guardaespaldas. Posteriormente, en Zero, zero, zero diseccionaba al detalle el tráfico internacional de cocaína, obra que realmente me causó una honda impresión.

Por todo esto, desde hace tiempo estimo que Saviano merece el premio Nóbel, no sé si de la paz o el literario. Pero su sacrificada lucha contra el crimen organizado merece un reconocimiento internacional de primer nivel. A saber si es el miedo lo que impide su candidatura.

 

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