jueves, 18 de septiembre de 2008

La izquierda va al mercado

Los izquierdistas aprovechan el momento de crisis para demostrar (dicen ellos) que la economía de mercado no funciona. Y supongo que proponernos que los dejemos dirigir una economía planificada al estilo de Cuba o Venezuela. También les gustaría prohibir que se hable de Franco, canonizar a la Pasionaria, perseguir a la Iglesia, integrar el Ejército en la Cruz Roja, prolongar el derecho al aborto hasta que el feto cumpla veinte años, hermanarnos con los gudaris de ETA, obligar a que todas las películas las haga Woody Allen y las protagoniza cualquier Bardem disponible...
Lo cierto es que el mercado sí funciona. Ha puesto en su sitio a un sistema financiero que se dedicó a dar hipotecas a quienes no las podían pagar, a las familias que se compraron una casa que no se podían permitir, a todos las constructoras que se aprovecharon de esta locura para subir los precios artificialmente y edificar como almas que lleva el diablo, a todos los ayuntamientos y demás instituciones que hicieron la vista gorda para llenar sus arcas... Y el comportamiento intrínseco del mercado ha decidido dejar claro que así no puede ser, al menos indefinidamente. ¡Vaya que si funciona!
Concretamente, los españoles decidieron hace tiempo vivir como alemanes con sueldos de portugueses (permítaseme la licencia) y para hacer eso han tirado de la Visa y de los préstamos, de la tarjeta del Corte Inglés y de los adelantos de nómina.
Ya lo han oído ustedes: el presidente de la CEOE quiere un tiempo muerto para la economía de mercado, no sea que ellos no vayan a poder seguir siendo los mandamases de nuestros dineros, de nuestros empleos y de nuestras desgracias.
Dice un periódico hoy que los niveles de corrupción en España son superiores en tres veces a la media Europea por los muchos Lazarrillos que viven del cuento en este país, como tan bien han retratado todas las plumas de primera fila de nuestra historia.
Pero los izquierdistas quieren ganar la guerra civil, aunque sea 70 después de acabada y hacer una alianza con Evo, Chávez y Raúl para acabar con Estados Unidos como sea, pues no les gusta las serias americanas.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Cosas que pensé el 11-S

Anoche veía nuevamente la película World Trade Center, repuesta con ocasión del 11-S. Este mismo verano veía United 93, otra película sobre aquel fatídico día de 2001. En ambas, los directores no dudan en hacer panegírico y elegía por sus compatriotas asesinados. En España, no ha habido director que haya afrontado el 11-M, otro día fatídico que, en vísperas de unas elecciones generales, no dio lugar al patriotismo, sino al sectarismo tan típico de nuestro país. Partidos, medios de comunicación, la seguridad del Estado y demás decidieron que había que sacar réditos de una tragedia para tomar el poder.
Esto es lo que pensaba mientras veía la película. También se me vino a la cabeza que más de un político español, no sin dejar de empezar su argumentación lamentando las muertes, valoró los sucesos del 11-S con el comentario de que EEUU se lo tenía ganado.
Ahora, con la hipocresía habitual, estamos montándole unos barcos de guerra al ínclito Hugo Chávez, que no para en sus provocaciones a EEUU, lo que por aquí gusta especialmente. Ha expulsado al embajador norteamericano y prepara unas maniobras militares con Rusia (casi na) en el mar Caribe. Y cuando el tal majadero salga con los pies por delante (porque a este personaje no se lo quitan de encima los venezolanos sino por la fuerza) verán que no tendremos pudor en decir que España ya lo veía venir y que la culpa es de los pérfidos norteamericanos pues, al final, no hay cosa que más guste en esta nación que la figura de un demagogo provisto de fusil (Castro, Ché, Chávez...) enfrentándose al prototipo del vaquero yanqui.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Los buitres de la tragedia

El siniestro aéreo de Barajas ha tenido un tratamiento mediático bastante calamitoso, según mi opinión. Sobre todo las teles, salvaron la sequía informativa agosteña con el sensacionalismo de esta tragedia.
Ahora le toca el turno a los buitres de los bufetes norteamericanos especializados en demandas civiles, que se han puesto en contacto con los familiares de las víctimas para demandar al fabricante del avión ante los tribunales estadounidenses, pues estas condenas son más sustanciosas y rentables en el país americano y van obtener muchísimos más réditos que lo que pueda indemnizar Spanair, según la normativa española.
En fin, no quiero con este comentario juzgar a los familiares de las víctimas, que son grandes afectados por la tragedia, pero sí hacer constar que los buitres, en lontananza, han olido ya la carroña.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Mercantil, que algo queda

Leía ahora mismo a alguien que decia que los géneros literarios no son más que un asunto mercantil. Y, como otros tantos términos, me encuentro que sólo basta con una afirmación de este tipo para descalificar algo. Si cualquier cosa, según este criterio, tiene que ver con el comercio, es espurio, está mancillado, es vil.
El único problema que tiene este pensamiento es que la actividad comercial es la que ha dado lugar a la civilización, que las mercancías nos han hecho llegar hasta aquí, con todas sus luces y sus sombras.
Y, bien al contrario, cuando se ha impedido la iniciativa indivual, incluida la comercial, nos hemos encontrado con las dictaduras y la pobreza, como sucedió en la Unión Soviética o en la aún existente Corea del Norte, sin dejar de pasar por el Caribe.
Pero hay queda esa connotación de mercantil como espurio, aviezo, vil.