miércoles, 30 de junio de 2010

Periodistas y selección española

Cada vez más me reafirmo en la idea de que los periodistas deportivos tienen más relación con los políticos que con el resto de periodistas. Se dedican en muchas ocasiones a especular para ocultar la verdad y a tomar partido de forma tan evidente como Zapatero o Rajoy, cuando su teórica obligación es informar con objetividad al público. Ayer no sabían qué hacer para ocultar lo evidente: el punto de inflexión del partido se produjo cuando Torres se sentó, con mala cara además, en el banquillo.
Con respecto a la selección nacional, mi modesta opinión es que ha quedado patente que Torres no es titular ni Fábregas su sustituto, que el totem Casillas no está en su momento mientras dos grandísimos porteros son suplentes y que España no juega relajada y con brillantez a no ser que tenga el marcador a favor.

lunes, 28 de junio de 2010

Columna de ayer en ABC

UNA HUELLA EN LA ARENA
A la playa sin mirar atrás

Francisco Estupiñán

El clima no se terminaba de aclarar estos días. Pero el verano empezó oficialmente mientras los chicos del barrio, obedeciendo un impulso primigenio, apilaban maderos para iluminar la noche de San Juan. Las hogueras solsticiales se prendieron con los más jóvenes de vacaciones escolares y los adultos haciendo planes para atestar nuestras costas de cuerpos que se tornarán broncíneos sin atender las reconvenciones de los dermatólogos. El mar, la cerveza y la siesta constituyen el arsenal con el que dar la batalla a la canícula, según costumbre añeja y querida. ¡Qué lejana aquella época en que las pieles curtidas eran cosa de plebeyos!
Las buenas gentes no dejarán que ninguna crisis les amargue el solaz estival, aunque sea austero. Y hacen bien, pues los discursos políticos son soportables, hasta entretenidos, durante los meses hábiles, pero durante el veraneo sólo quedan de guardia los dioses menores en las sedes de los partidos. Los líderes también estarán pronto de holganza recesiva y los paparazzi revolotearán por sus aledaños como avispas de culo blanco en acopio del sustento invernal.
Son meses de regocijo acendrados en la idiosincrasia colectiva después de un largo proceso de decantación que empezó con el éxodo rural y que, lentamente, se ha ensolerado al cobijo de las nobles maderas del bienestar. Nos lo tenemos ganado. Y nos importará lo que un guisante en la paella una hipotética renovación del Gobierno, y se celebrarán los chistes de la ministra Aído en los chiringuitos; todo con una jovialidad tan perecedera como las hojas muertas del próximo otoño, cuando tengamos que huir del fuego cruzado al que nos someterán José Blanco y Leire Pajín, acribillándonos sin compasión con los perdigones de la militancia pura y dura desde todos los balcones catódicos. Las vacaciones son ahora y el futuro inmediato sólo promete más de lo mismo.
La única tarea de importancia que nos resta antes de huir de las urbes es aquilatar la autoestima nacional. La medida la obtendremos en los campos de fútbol de la lejana Sudáfrica, pues sabemos de viejo que el orgullo patrio se hilvana o deshilvana en las páginas de los diarios deportivos y no en el Boletín Oficial del Estado, que ha quedado en un terrorífico folletón al mejor estilo de Stephen King. Vicente del Bosque, seamos sinceros, nos da más confianza con su parquedad castellana que los debates bipolares del Tribunal Constitucional.
Así que preparemos las maletas y partamos hacia la playa sin mirar atrás, que ya volveremos a la rutina diaria para leer en la prensa, como todos los años, sobre la depresión postvacacional.

lunes, 21 de junio de 2010

Columna de ayer en ABC

UNA HUELLA EN LA ARENA
Los golpes de la realidad

Francisco Estupiñán

Felipe González ve a Zapatero golpeado por la realidad, una imagen certera que se puede contrastar en los telediarios, pues las chaquetas le bailan sobre los enjutos hombros. A él y a sus acólitos sindicales, que convocan su pseudohuelga general en coincidencia con otra protesta europea a fin de agazaparse, como pequeñas matrioskas, en otra mayor. Tampoco se quedan a la zaga los barones de su partido, que marcan las distancias para que sus estertores no les contagien la mengua. Mas no se les puede reprochar el escaqueo cuando el propio presidente reconoce en el Congreso que está al frente del peor gobierno de la democracia.
No obstante, estos ingenieros sociales progresistas, equisexuales y planetarios que nos iban a salvar de nosotros mismos, ante la quiebra resultante de la imprevisión y las mentiras, han intentado desesperadamente lanzar fuegos de artificio para que sus conciudadanos miraran hacia los celajes, no hacia la tierra que se mueve bajo sus pies. Pero a deshora. Han procurado abrir el enésimo proceso de paz con ETA mientras Usabiaga cuida a su madre. Y nada. La penúltima ocurrencia la ha protagonizado Moratinos esperando a las puertas de la denostada Iglesia católica para apuntarse el tanto de maquillar la tiranía cubana y mostrarlo en Europa como infalibilidad del buenismo. Nada tampoco. No les queda solvencia económica ni política.
Agotada la credibilidad del zapaterismo, los sondeos electorales otorgan ya una holgada mayoría absoluta al PP, con quien empiezan a flirtear las minorías. Pero Mariano Rajoy no es un líder que levante pasiones ni tampoco los populares encuentran un discurso equilibrado entre el tremendismo y el populismo. No ganan ellos; en realidad, pierden los socialistas. Arrasará el voto útil con tal de enviar a la oposición al PSOE.
Sin embargo, los de la zeja no aceptan la derrota ni pierden la esperanza de imponer su trasnochada ideología guerracivilista a un país al borde de la bancarrota. Han emprendido una onerosa campaña publicitaria en la cual Almodóvar dice que es un aviador militar fusilado, sin abogado ni juicio, el 18 de julio de 1936 por no sumarse a la rebelión. Bueno, pues yo soy el policía Basilio Gamo, asesinado en una fecha imprecisa por el Frente Popular, sin abogado ni juicio, por el simple hecho de haber sido escolta oficial del también ejecutado José Calvo Sotelo. Los golpes de la realidad no sólo se estrellan contra Zapatero; sea en las guerras o en las crisis, siempre nos arrean a todos.

jueves, 17 de junio de 2010

Soberbia y chamanismo

Nunca he sido futbolero, pero sí le estoy prestando atención al Mundial. Y tanta soberbia con la historia de que España era favorita, pues me ponía malo. Nuestra selección era favorita para nuestra prensa, pero no, desde luego, para los argentinos o los brasileños, pongamos por caso.
Bien, cuando subía a casa, antes del partido, los comentaristas radiofónicos debatían si le metíamos cinco o seis goles a Suiza. No había unanimidad. Una soberbia eufórica inundaba el espectro radioeléctrico y el enemigo a batir, al parecer, era un equipo formado por discapacitados físicos y psíquicos a partes iguales.
Después de la derrota, los mismos comentaristas abrazaban el chamanismo, que si ZP es gafe, que si Sudáfrica nos da mala suerte, que si la conjunción de los astros...
Me llama la atención todas estas emociones tan encontradas que el fútbol es capaz de concitar apenas con hora y media de diferencia y que tienen que ver, sobre todo, con sentimientos bastante elementales como la superstición.
PD: Lo que yo vi fue un gol suizo por fallo de la defensa culminado con otra salida en falso de Casillas y un equipo que se desarmada con el marcador en contra.

lunes, 14 de junio de 2010

Columna de ayer en ABC

UNA HUELLA EN LA ARENA
El Mundial del sida

Francisco Estupiñán

La última película de vaqueros que vi narra, en realidad, un conflicto que se prolongó miles de años y que tanto apasionó a mi admirado Bruce Chatwin, una de las víctimas de los primeros estragos del sida: ganaderos y agricultores, nómadas y sedentarios, que afrontan el antagonismo de sus modos de vida violentamente desde los tiempos de Caín y Abel. Pero el sedentarismo, pausadamente, se impuso en esa primigenia lucha. Ni siquiera perdura la dicotomía entre el campo y la ciudad, pues el mundo rural está habitado, cada vez más, por ancianos y algunos bohemios que buscan paz y sencillez.
Los sociólogos convienen en que el modelo económico y social resultante de estos litigios en Occidente es hoy paradigma para el resto del mundo, que ha aprendido la senda a recorrer para alcanzar nuestros niveles de vida: sanidad y educación. Sólo los países más desarrollados soportan el vértigo de explorar los caminos que conducen al ignoto futuro.
África, atenazada por innúmeras desgracias, vive al margen de esta realidad. Buen ejemplo es Sudáfrica, la última nación que padeció el racismo institucional blanco, que acoge desde el viernes el Campeonato Mundial de Fútbol. La FIFA está contentísima por los altos rendimientos económicos, pues todas las infraestructuras y servicios se compran sobre valor local y se venden a precios europeos. El margen de beneficios es más que amplio.
Este rico país se ha depauperado calamitosamente después de que Nelson Mandela dejara la presidencia. Su sucesor, Thabo Mbeki, simplemente negaba la existencia del sida mientras morían casi 400.000 personas por la falta de tratamientos. Posteriormente, dimitió por su implicación en diversas corruptelas. Fue reemplazado por su rival y actual mandatario, Jacob Zuma. Éste es polígamo, sufre en los últimos meses un público ataque de cuernos que ha dejado una víctima mortal y estuvo procesado por violación a una joven seropositiva. Durante el juicio, en el país con más infectados del planeta, afirmó que una buena ducha tras el coito es suficiente para evitar el contagio.
Mandela es un héroe que sacrificó su vida enfrentándose a un régimen segregacionista intolerable, pero sus continuadores, ayunos de su grandeza moral, sólo se han ocupado de cebar sus cuentas corrientes como lechones y de propagar, con sus criminales estulticias, una epidemia que, finalmente, asuela a su pueblo. Son, no cabe duda, los malvados de una historia con más truculencia y ruindad que cualquier película del Oeste. Éste es el esperpéntico decorado político del Mundial del sida.

jueves, 10 de junio de 2010

La historia, a la medida

El diputado socialista Eduardo Madina cuenta con todas mis simpatías, entre otras cosas porque es de las muchas personas que han sobrellevado con heroísmo y compromiso social haber sido víctima del terrorismo etarra. Pero, con ocasión de las celebraciones del centenario del PSOE en las Cortes, ha soltado la especie de que su partido ha demostrado una diáfana vocación democrática y parlamentarista desde su fundación. ¿Hablamos del mismo partido que apoyo la dictadura de Miguel Primo de Rivera participando en sus gobiernos? ¿Del mismo partido que conspiró contra la República liderando el fallido intento de sublevación de 1934? Parece, entonces, que esa vocación no ha estado siempre tan clara y que cuenta con sus excepciones. Pero eso es lo que tienen los partidos, que siempre hacen la historia a su justa medida.