viernes, 1 de enero de 2010

Tienen el tiempo de su parte

Limitado a ser yo mismo, echo de menos haber sido muchos hombres: mujeriego, soldado, filósofo, empresario… ¡Para qué sólo vivir una vida!
Pero no hay posibilidad de más sin caer en el error de renunciar a la coherencia, a la unidad de la propia obra, a tener un significado, un contenido, un mensaje.
Si fuéramos polisémicos, nuestra existencia no sería comprendida, seríamos un galimatías, una serie alfanumérica; una llave que sólo sirve para abrir, nunca para cerrar.
Sin embargo, hay momentos en que pesa la monotonía como una montaña, en que nada sucede en nuestras vidas que no sea previsible. Y todo eso nos agota. Mas, es lo que nos hace verosímiles, lo que otorga a nuestra trama el valor radical de lo creíble: somos nosotros, unívocos, identificables, comprensibles y queridos.
¡Feliz año nuevo a todos los que son capaces de reconocerse a sí mismo porque ellos tienen el tiempo de su parte!

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