lunes, 30 de junio de 2008

Fin del Santa Blues 2008

El viernes se cerró el festival Santa Blues de Tenerife y servidor publicó, por lo tanto, su última crónica sobre el mismo ayer en La Gaceta de Canarias. La reproduzco a continución:


Una gran fiesta



El cierre del Santa Blues 2008 fue una gran fiesta con The Big Jamboree, valga la redundancia. Este grupo catalán (aunque hablan perfectamente español e inglés) fue un auténtico espectáculo por su derroche de vitalidad, su sección de viento y su repertorio de rhythm & blues, estándares de jazz y rock’n roll de los decenios de los 40 y 50, la época en que la música negra americana reinó en los salones de baile blancos porque las posguerras siempre traen la reconstrucción y las ganas de divertirse.
Y los numerosos espectadores que acudieron a la cita se divirtieron y también bailaron, a la par que supieron apreciar un excelente trabajo, aun con temas que les sonaban de muy lejos, como las fantásticas piezas de Louis Jordan y Big Joe Turner que interpretaron con destreza, frescura y la clara y densa voz de un barítono curtido en el oficio. Una delicia que desparramaba su sonido hasta alcanzar a todos aquellos que se desplegaban calle arriba dedicados al apreciable arte del comercio y el bebercio.
Los teloneros fueron Orange Blues, un grupo conocido en el circuito lagunero. Unos auténticos bluesmen autóctonos, de sonido rotundo, brillante guitarrista y la voz poderosa y entusiasta de Pablo Rodríguez, al que ya escuchamos con EvilMrSod. Su conexión con el auditorio fue tal que, a pesar de horarios, la organización les permitió hacer el último tema que la calle de La Noria le reclamaba. Hay que destacar, además, la notable contribución del armonicista estrella de Aguere, Nando, al que ya he tenido el placer de disfrutar por esos bares.
En resumen, esta edición del Santa Blues ha demostrado una vez más lo acertado de la iniciativa y la buena elección de carteles que se hace, desempalagando a todos los que quieren del rock comercial, la pejiguera latina y otros martillos pilones. Una programación que sabe congregar a una audiencia de todas las edades en torno a la buena música, sin segmentación de públicos objetivos y otras sutilezas de la mercadotecnia.
La pena es que se halla restado asistencia a este festival con otras programaciones paralelas, porque aquí pasamos de la demanda a la sobreoferta con devoción de ciclotímicos.

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