lunes, 28 de diciembre de 2009

Trabajar sólo en vacaciones

Te levantas temprano, como todos los días. Hace frío en el baño, te pones el albornoz e inicias tu aseo diario. Luego, tomas el café más importante del día (el otro será en la sobremesa), coges la cartera, arrancas el coche y pones rumbo al despacho. Pero sucede algo insólito: las calles están desiertas, la autopista semivacía y no tienes tiempo de disfrutar el descenso a Santa Cruz observando el estado de la mar, la presencia de las nubes, si se ve o no Gran Canaria. Y eso que el celaje presenta hoy una combinación fastuosa de celeste y naranja brillantes de la que no guardo memoria.
Sólo he tardado la mitad del tiempo habitual en llegar al centro de trabajo porque la mayoría de las personas está de vacaciones. No hay autobuses escolares ni miles de automóviles cual jauría hacia la misma presa. ¡Sería maravilloso una reducción laboral que consistiera en trabajar cuando todos los demás no lo hacen!

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