domingo, 27 de diciembre de 2009

¿Es difícil entender?

En estos tiempos en los que se cosecha la carne igual que los vegetales, que todo se produce de forma excesiva sin que el hombre corriente piense en su origen cuando extiende el brazo hacia el expositor del supermercado, ese hombre no logra entender al cazador, a ese otro ser que mata al animal para safisfacer sus necesidades elementales de comida y abrigo. Y desprecia al cazador. Y siente pena por el pato o la foca o el oso abatido por aquél. Renegamos del hombre primigenio.
Demasiado lejos de la naturaleza, abominamos de los balleneros mientras contribuimos a exterminar el atún o la anchoa. Y lo que de verdad nos da miedo es que haya algo que pueda llamarse gripe del cerdo y nos fastidie un negocio nacional. O que se organice una campaña que insista en la idea de que la leche es uno de los alimentos más indigestos para el ser humano. O que no nos dejen acabar tan tranquilos con los últimos bancos pesqueros, los que rodean África.
Luego, para satisfacer nuestro ocio cada vez más exigente, hacemos acopio de donativos y dinero público y nos lanzamos por las pistas de tierra del Sahel a salvar a los negritos de su propia e incivilizada cultura.
¿Es difícil entender por qué tantos nos odian?

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