martes, 8 de julio de 2008

La igualdad y la lengua

España es una nación que tiene entre sus riquezas la diversidad de lenguas vernáculas y eso lo recoge la Constitución, dando al gallego, al catalán y al vasco la condición de cooficiales junto con el español, al que, no obstante, la Carta Magna otorga la condición de idioma común que todo ciudadano debe conocer y puede usar.
Pero las políticas lingüísticas impuesta por los separatistas en Cataluña y Vascongadas no sólo establecen la marginación cada vez más acentuada de la lengua común a 300 millones de hablantes, sino que generan una nueva desigualdad de los españoles ante la ley: mientras cualquier ciudadano no catalán o no vasco tiene por misión imposible acceder a la función pública en estas comunidades autónomas, por no ser usuarios de las respectivas lenguas, los vascos y catalanes pueden acceder a los mismos puestos en las restantes comunidades autónomas.
Y no queda ahí esa desigualdad, pues los efectos que adquiere son los de una auténtica limpieza étnica: todo el que no hable vasco o catalán es español, que es peor que ser turco. Y, si no, que se lo pregunten a Puigcercós.

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