miércoles, 16 de enero de 2008

Profesionalismos

No son sólo los políticos los profesionalizados ni los únicos dedicados a la manipulación junto a los medios de comunicación. Todos queremos obtener ingresos de todo, vender nuestro producto. Es el caso de las tan de modas ONGs, que generan publicidad alarmante sobre las necesidades existentes en el planeta para que los fondos públicos y privados fluyan hacia sus propias organizaciones, cada vez más profesionalizadas. O el caso de las agencias de adopción internacional, que han conseguido convencer a muchas personas del cada vez más estéril mundo occidental de que la adopción es un derecho que asiste a los acogentes, no a los niños acogidos. El último caso, El arca de Zoé, que vendía a 3.000 euros (si no me falla la memoria) el negrito.
También está el caso de los grupos ecologistas, que se han dedicado a poner de moda un nuevo catastrofismo, el de que la tierra se acaba con el calentamiento global y el efecto invernadero. En los años 70 el catastrofismo que vendía era el del holocausto nuclear y el agotamiento de los combustibles fósiles. A nuevo tiempos, nuevos apocalipsis. Y no es que niegue que exista efecto invernadero, sino que con él venga el fin de los días como condición sine qua non.
Los ecologistas, además, se están convirtiendo en órganos de presión que quieren imponer decisiones al margen de las instituciones de la democracia representativa, como así está sucediendo en España.
La moda medioambiental sirve también para un roto y un descosido: en España el antiamericanismo ha aprovechado que EEUU no firmara el Acuerdo de Kyoto para poner a esa nación de vuelta y media (para variar) durante varios años, mientras el Gobierno español no cumplía ni uno sólo de los compromisos medioambientales firmado. Sólo se dedicaba a criticar a los yanquis ¡Qué hipocresía!
En definitivo, Jean François Revel no dejaba de acertar cuando afirmaba, en "El conocimiento inútil", que la principal de las fuerzas que rigen el mundo es la mentira.

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