lunes, 22 de febrero de 2010

Tierras del puerto bonito

Una semana en tierras de Portugal, Portu Cale, Puerto Bonito. Una tierra hermosa, llena de ríos, de estuarios, de barcazas echadas en el agua como perros al sol. La luz de Oporto por su avenida marítima, la belleza equilibrada de Viana do Castelo, las historias que cuenta el aire de Sintra, el cosmopolitismo de Lisboa, el señorío de Coimbra, el casco medieval de Guimaraes... Tenemos que aprender de Portugal la limpieza urbana y huir como posesos de sus conductores al volante. La televisión es el mismo bodrio de todas partes.
El paisanaje es gente verdaderamente cordial, abierta, dada con el visitante, apasionada con el dichoso fútbol, personas que no tienen nada que ocultar, que no viven cegadas por su cotidianidad ignorante del prójimo.
La patria literaria de Camoes y de Pessoa corre por la algarabía de sus calles, se desparrama entre su urbanismo con esa sonoridad rigurosa y nasal en la que se encuentra constantemente canarismos que terminarán por desaparecer bajo el peso de ese español estándar que imponen los medios audiovisuales. Magua, mojo, margullar, bubango, baña y así miles de términos que pertenecen al patrimonio lingüístico de una islas pobladas por ibéricos de todo punto cardinal que dio la espalda durante años a su hermana atlántica, Madeira, en otro tiempo escala obligada en la ruta hacia la Península.
¿Porqué no hay en Canarias un Instituto Camoes o una sociedad dedicada a los estudios luso-canarios?

No hay comentarios: