jueves, 28 de febrero de 2008

Con retraso, 1984 está llegando

Con retraso, 1984 está llegando. Me refiero a la fábula orwelliana en que la vida de los hombres, incluidos su pensamiento y su lenguaje, están controlados por el Gran Hermano.
La penúltima es que el gobierno del señor Rodríguez Zapatero quiere controlar la objeción de conciencia de los ginecólogos a la hora de negarse a practicar abortos. La objeción de conciencia sólo es argüible cuando a la izquierda le interesa: si es contra el servicio militar, contra alguna institución, contra el sistema. Si, en caso contrario, sirve para amparar a algún médico que piensa que la interrupción del embarazo no tiene sostén moral, pues no, la ley le obligará o se expondrá a sanciones.
La última es que quieren regular por ley eso que llaman la igualdad de sexos en el uso del lenguaje, lo que no puede calificarse más que como disparate, no ya por los filólogos, sino por cualquier persona sensata y no dogmática. ¡Quieren obligarnos a hablar de determinada manera, que todos hablemos a su manera! ¡Quieren imponer la neolengua orweliana!
El fascismo del siglo XXI es, sin duda, de izquierdas. A mí me da miedo.

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