miércoles, 14 de diciembre de 2011

La estampida

El frío invernal hace resentirse la espalda e irrita la garganta, pero se oyen piafar a los caballos, que emprenden la estampida hacia los pobres pastos de los valles inhóspitos. Tras de sí dejan un erial anegado por el barro y las heces que los tiempos cálidos hicieron descomponerse en sus estómagos insaciables mientras el resto de la fauna languidecía por su voracidad ignorante y su impostura.
Las bestias se alejan hacia el olvido, se oye el resoplar del viento lejano, se siente la gelidez que nos enferma, se presagia la desventura de una mayor pobreza que será la paradoja de una Nochebuena. Ellas retozarán en pie, siempre erguidas sobre sus opulentas mentiras.

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