viernes, 16 de septiembre de 2011

Sobre esta poesía

Pendiente de demasiados asuntos a la vez, los días pasan sin que se produzca ninguna resolución a todas esas cosas que andan por los aires, inasibles, indiferentes a nuestras inquietudes y desvelos. Y entre las miles de reflexiones que la espera sugiere, está la de la poesía última, esa que vengo leyendo en estos tiempos y que casi me parece un atentado al buen gusto.
El siglo XXI ha traído a la lírica la crisis y la informática y esto hace que los escritores se esmeren en escribir sobre la cartilla del paro y la playstation, los ricos y el PC, con un prosaismo a prueba de bombas. Parece que la poesía actual se dedica más al humor ingenioso e irónico que a sumergirse en la profundidad del conocimiento, más a la paradoja que a la metáfora.
Y luego lees las críticas y no entiendes nada, como aquella de ABC en la que se alababa la gran poesía de no sé quién por su absoluta carencia de técnica. Su genio, se decía, estaba en no saber escribir.
Menos mal que todavía aparecen voces maduras y contenidas, capaces de alcanzar a la gran poesía, como el valenciano Antonio Cabrera. Nos salva de la superficialidad, nos hunde en la reflexión mágica de lo que sucede delante de nuestros ojos. Y delante de los ojos no tiene la playstation. Menos mal, insisto.

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