miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mareas vivas con cháchara china

He podido comprobar en alguna dársena del puerto de Santa Cruz de Tenerife la impresionante altura que están adquiriendo las mareas vivas del equinoccio de otoño, que alcanzan casi la altura del cantil. Son las que los grancanarios llaman mareas del Pino y que contrastan con las mareas muertas de los solsticios.
Esta visión ribereña me reconforta, pues es señal de que la naturaleza sigue su curso de millones de años sin importarle la actividad de los hombres, con sus discursos hueros amplificados y multiplicados por los medios de comunicación, incluido el milenarismo medioambiental. Por lo visto, hoy tenemos que alegrarnos mucho de saber que China ha dicho que se comprometerá a luchar contra el cambio climático. Aunque, como su compromiso sea igual de férreo que el de España, que es lo más probable, estamos aviados. Y es que los chinos descubrieron los secretos de los buenos guiones publicitarios con las últimas Olimpiadas.
Cháchara, cháchara y desarrollismo económico para alimentar a casi 2.000 millones de personas. Esa es la realidad.

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