martes, 21 de abril de 2009

Periodismo sensacionalista

Los medios de comunicación se ocupan de la actualidad, que no de la realidad, que es esa cosa que definen al alimón con los poderes políticos. Todos ellos, ayer y hoy, han reproducido hasta la saciedad el supuesto intento de venta por parte del padre de Rubina Ali, niña que actúa en la oscarizada película Slumdog Millionaire, a una periodista (sic) de un diario sensacionalista británico.
Enfada ver que estas personas, ciudadanos hindúes, no tienen suficiente con padecer la pobreza y sufrir un sistema de castas, de matrimonios concertados, de desprecio a la vida de la mujer... No, tenemos que ir nosotros para que les quede claro que son una mierda al lado del currito inglés o español que le pega a su mujer cada vez que se emborracha con el dinero del paro o cualquier pensión no contributiva, cosa que en la India ni saben lo que es.
Que ese periódico haga eso que hace, que en nada tiene que ver con el periodismo, es indigno, pero que todos los medios españoles, incluidos los sostenidos con fondos públicos, le sirvan de altavoz para semejante hazaña es sencillamente insano, infecto.
Y a perdonar el cabreo.

1 comentario:

Sergio González dijo...

Comparto el enfado. Hay una tendencia en la sociedad occidental a ver monocromática la realidad, tal como se la concibe desde estos lares. Como en otros muchos casos, el árbol no permite ver el bosque. Parecerá mal a muchos el intento de venta o de dar en adopción a esta niña, sin preguntar el motivo de tal decisión por parte de los padres. Y tras tal decisión, hay una situación humana de miseria y frustración, apenas comprensible para los ojos de "aquí". Al final, lo que queda es la anécdota en perjuicio del análisis. Estos periodistas de hoy -serviles, intolerantes y esclavos de sus amos- son el resultado de una concepción banal de la existencia. Lamentablemente, esta situación hay que hacerla extensible a muchas otras personas y profesionales. La clase política -derterminada por la inmediatez- y la prensa -más preocupada en obtener beneficios, en crear corrientes de opinión, que de una sana información-, como bien apuntas, están causando un daño social irreversible. Siendo apocalíptico, estamos no en el declive sino en el fin la sociedad occidental. ¿Qué vendrá después?
Sergio González