viernes, 14 de marzo de 2008

La ciencia y Dios

Desde hace algún tiempo se detecta un interés inusitado (eso es lo que me parece) por demostrar científicamente la existencia de Dios. El diseño inteligente es un ejemplo, entre otros varios. Hoy mismo la prensa recoge la concesión de un premio matemático al sacerdote polaco Michael Heller; según unos medios, por aproximarse a la demostración de Dios; según otros, por poner en duda el mundo material, la contigencia...
Sinceramente, creo que todos estos esfuerzos son paradójicos e, incluso, inconvenientes. La verdadera fuerza de Dios está en la fe de los creyentes, cuyo libre albedrío los hace adherirse a un código moral intemporal y, por qué no, absoluto.
Por el contrario, si alguien pudiera demostrar la existencia de Dios llegaría el tiempo de la dictadura más aplastante. El libre albedrío sería exterminado de un plumazo, ya no habría posibilidad de elegir, la vida se reduciría a un universal "conmigo o contra mí" inúltil frente a la certeza de luchar contra la omnipotencia, ya sin ningún género de duda. Viviríamos en la teocracia universal en la que sólo habría lugar para Dios y sus intérpretes. El mundo entero sería como Irán o Arabia Saudí. Y se produciría el definitivo fin de la historia. ¡Qué Dios nos asista!

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