viernes, 8 de junio de 2012

Apocalipsis

Las obligaciones profesionales se imponen desde el amanecer. La radio te despierta con resúmenes de informaciones caducadas, del día anterior. No hay otra cosa a horas tan tempranas, aunque concita la mayoritaria atención de las audiencias. Ya en el coche, de camino a la oficina, te ofrecen algo con más enjundia: las portadas de los periódicos del día permiten calibrar por dónde va a discurrir eso que llaman la actualidad. Nada nuevo, el enésimo anuncio del apocalipsis. Miro al cielo recién desperezado y no, no veo a los arcángeles provistos de los clarines anunciadores, a pesar del euro, los bancos, los socialistas, los populares...
Mientras, la demanda de una población mundial que no para de crecer presiona sobre los recursos naturales, energéticos, alimentarios como una caldera de vapor mal cerrada. Se lee en las últimas páginas de algunos periódicos que el planeta va al colapso en cuestión de decenios. Pero sólo nos preocupa la supervivencia del sistema de pensiones.
Al final, siempre es la naturaleza la que se encarga de poner las cosas en su  sitio y puede que desaparezcan ciertas especies por problemas de adaptación al nuevo medio que la presión humana está generando: el euro, los bancos, los socialistas, los populares tal vez se extingan... Sería un alivio.

1 comentario:

Sergio dijo...

Un final muy optimista, creo. Lo mejor seguirá siendo la oración para superar con paciencia los agravios a los que está expuesta el alma en este período iconoclasta. ¡Ante esta hecatombe económica y moral que al menos se salven las almas!
Un saludo, Paco, y gracias por tus comentarios.