viernes, 21 de mayo de 2010

El toreo y el periodismo exquisito

Me gustan los toros, aunque no soy ni un gran aficionado ni un entendido. Lo siento por los antitaurinos, pero aprecio el valor y el arte, que ambas cosas tiene la tauromaquia, de la que existen testimonios inmemoriales.
Al ser el toreo calificado de fiesta nacional en España, es una actividad que siempre ha ocupado su lugar en los medios de comunicación. Hoy sólo Digital+ tiene en su programación las grandes ferias de la mano de Manuel Molés. Por su parte, la prensa de referencia mantienen sus páginas críticas para la Feria de San Isidro o la de Sevilla.
Todo lo anterior ha sido para llegar a este punto: las crónicas taurinas han sido, de siempre, piezas periodísticas exquisitamente escritas por manos cultas, amén de entendidas. Ahí están las de Zabala de la Serna, antes en ABC y ahora en El Mundo (lean la de hoy mismo, sin ir más lejos), o Andrés Amorós, en ABC, que elevan sus escritos hasta la literatura.
¿Porqué no ocurre lo mismo con otras secciones y géneros periodísticos? Las crónicas deportivas suelen llegar al patetismo con su lenguaje ramplón y lleno de tópicos, salvo excepciones. Porque excepcionales eran los artículos futbolísticos de Julio César Iglesias en El País, si la memoria les alcanza.
¿Es que ya no se hace periodismo de pluma sino en los suplementos literarios, y no siempre? ¿Se aleja el periodismo cada vez más de la excelencia?

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