jueves, 18 de junio de 2009

A las puertas del solsticio de verano

Se acerca el solsticio, la cristianizada fiesta de san Juan Bautista (san Juan Evangelista es la cristianización del solsticio de invierno), las hogueras para celebrar el día más largo del año, el dominio solar.
Con nuestras vidas urbanas, alejadas definitivamente del trabajo en el campo y su cultura, pierden significado estas conmemoraciones. Se borra de nuestra memoria colectiva celebrar la plenitud de la vida, la maduración y recogida de las cosechas, dar gracias por abandonar la reclusión invernal, por volver a llenar las despensas y disfrutar del aire libre, de la luz solar (hoy, con la electricidad, no valoramos su importancia como antaño), de la vida.
Pero no está de más recordar al ser humano ancestral, a aquel que en el lejano Neolítico comenzó a celebrar este hecho astronómico; no olvidar de donde venimos y el camino recorrido.

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