viernes, 24 de octubre de 2008

Las columnas de Mónica Fernández-Aceytuno

Cada día disfruto más las columnas que en el ABC publica Mónica Fernández-Aceytuno, en las que la naturaleza reina en una treintena de líneas.
En su condición de bióloga, esta articulista espléndida encuentra siempre un hecho, en el mundo vegetal o animal, que convierte en brillante metáfora que ilumina la vida de sus lectores. Pero sin estridencias conceptuales o verbales, con la fluidez de un río remansado cuyas aguas tienen que discurrir imperativamente cuenca abajo, en la dirección en la que todo se aclara, se vuelve cristalino.
Y me gusta que el leif-motiv sea ése, la naturaleza, la compresión de las fuerzas que rigen la vida de la especie humana y de todo en este planeta, pues devuelve esa lucidez que nos recuerda que, las personas, apegadas visceralmente a sus sociedades, no son más que animales, animales inteligentes y vanidosos que han olvidado que no son la medida de todas las cosas porque siempre habrán magnos huracanes o modestos rayos que probarán su fortaleza frente a nosotros.
También me sublima la compresión y el amor por la vida de esta escritora, que es capaz de alegrarse por un pájaro o llorar la muerte de un árbol no por ideología o militancia, sino por comprender cabalmente que la vida es lo que hay, el bien más preciado que tenemos, todo lo que nos queda.

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