miércoles, 16 de abril de 2008

El socialismo de antes, el socialismo de ahora

Hayek señala, en Camino de servidumbre, que los nazis y fascistas se nutrieron de una clase media-baja que renegó del socialismo por la razón de que éste defendía los intereses de los obreros industriales en detrimento de ellos, gentes con estudios, de trabajos de cuello blanco, que se sentían maltratadas por su posición social en una época de crisis en que el estatalismo se imponía a la libertad.
Hoy es bien al contrario. Son las clases medias-bajas, igualmente estatalistas, las que nutren el socialismo, no los obreros: universitarios que han preferido la seguridad laboral siendo empleados y que se sienten agraviados respecto de aquellos que han sido emprendedores, ejercen por cuenta propia o han accedido a puestos de alta cualificación. En fin, funcionarios y laborales (que se dice ahora) ordinarios frente a todos aquellos, más competitivos, que han corrido riesgos haciendo negocios, prestando servicios o aportando conocimientos.
Tan clara es esta situación que es en esa franja de población donde único tienen arraigo aún los sindicatos. Abandonados los obreros, pues ellos mismos no son obreros, los sindicalistas sólo tienen el terreno abonado entre los suyos: profesores y maestros, funcionarios administrativos de medio y bajo nivel y, muy de vez en cuando, alguna gran empresa industrial que va a ser cerrada.

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