miércoles, 2 de abril de 2008

Desleales a la Constitución

Entiendo, y creo que muchos conmigo, que la Constitución de 1978 es un contrato social que regula la convivencia de los españoles, que éstos se han dado libremente esa Constitución y que, desde luego, el tiempo la irá variando para adaptarse a nuevos momentos. Pero es un contrato social que atañe a todas las partes para garantizar la convivencia democrática y, por esa razón, debe ser objeto del máximo respeto.
Desde esta consideración, me parece una deslealtad manifiesta la que los independentistas catalanes de ERC hacen con el conjunto de España al jurar por imperativo legal, porque lo manda la ley, para tomar el escaño en el Congreso, los 6.000 euros mensuales y los gastos pagados, como anteriormente lo hicieron también los batasunos. Y con el propósito no oculto de derribar esa misma Constitución que los coloca en el foro político donde reside la soberanía del pueblo español.
Sé que España, por su singular historia, tuvo que consensuar la transición a la democracia y dar cabida a todos sin exclusión en la acción política. Pero sé también que en más de un país de nuestro entorno se ilegalizan los partidos que tienen entre sus fines socavar el orden constitucional y legal.
No sugiero que se tomen medidas extremas, desde luego, pero sí quiero poner de manifiesto que la deslealtad me parece una bajeza moral (en todas las ocasiones, no sólo en este caso) y que el sistema institucional español, sin error a equivocarme, no ceja en su empeño de alimentar a sus enemigos, que hasta en las ocasiones más solemnes hacen chota de la legalidad.

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